Las ciudades como motor de transición para el ‘Green Deal’


Fuente de la publicación (Agenda Pública)

Si alguien me preguntara cuáles son los principales retos locales para una transición verde y cuál es el papel de las ciudades en el ‘Green Deal’, lo primero que me gustaría saber es a qué nos referimos con ciudades. Obviamente, no estamos hablando sólo del área física urbanizada, sino también de las ciudades como actores en la lucha contra el cambio climático y en pos de un desarrollo sostenible y justo. Pero, ¿nos referimos sólo a las autoridades locales? ¿O estamos hablando, en cambio, del papel de todos los agentes urbanos y regionales? Es crítico entender que la responsabilidad de actuar no sólo recae en las clases políticas, sino también en el resto de agentes sociales y económicos; y en la ciudadanía. Involucrar a todos los agentes y a la población es esencial para entender los costes y beneficios de esta transición verde, y para lograr acordar las formas y las prácticas que nos ayudarán a generar unas estrategias de transición más justa e integradoras.

Por otro lado, también convendría entender que, cuando hablamos de transiciones, nos referimos a un proceso de cambio, a un estado intermedio entre uno más antiguo y otro nuevo. Como cualquier proceso de cambio, estos periodos implican invertir esfuerzos en adaptación, aprendizaje, prueba y error, donde tenemos que estar motivados y confiados en que nuestra apuesta es necesaria y nos va a reportar beneficios en un plazo razonable. Las transiciones no pueden ser muy largas porque, de otra manera, se pierde la emoción, la motivación y la esperanza. Es vital hacer una apuesta firme.

¿Y en qué es necesario apostar? ¿Qué se puede hacer en las ciudades para impulsar un uso eficiente de los recursos, para restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación? Actualmente, el 55% de la población mundial vive en áreas urbanas, en Europa este dato se eleva al 74% y en España somos alrededor de 37 millones de personas (¡un 80%!) los que vivimos en áreas urbanas. Pequeñas y medianas áreas urbanas, y también grandes metrópolis, donde se pueden y se deben impulsar medidas para generar una movilidad sostenible, recuperar el espacio público, mejorar la calidad ambiental y reducir el ruido, integrar y apostar por la biodiversidad urbana y los espacios y elementos verdes, mejorar la eficiencia energética y la calidad de nuestras viviendas, ser eficientes también con el uso del agua y en el consumo de alimentos y materiales y, por último, generar tan pocos residuos como podamos, maximizando la reutilización y el reciclado en el marco de una economía circular regional. No son pocas las áreas de mejora y de innovación que pueden ayudar a promover áreas urbanas más sostenibles y resilientes.

Pero tenemos por delante muchos retos. Por ejemplo, necesitamos generar y analizar información; una información no necesariamente técnica o científica, pero que sea relevante para la toma de decisiones respecto al tipo de prácticas y tecnologías o cambios por los que es viable apostar. Por ejemplo, una red pública de bicicletas en un barrio donde hay una población envejecida, o muchas familias y población infantil, puede no llegar a usarse al mismo nivel que en otros puntos de la ciudad. Para esta población, con unas necesidades y un contexto bien diferentes, se necesitan otras soluciones de movilidad (activa o no), o quizá una infraestructura vial que proporcione más seguridad. Sin diálogos con la comunidad, difícilmente se pueden identificar las causas y las soluciones más apropiadas en este caso. Hay que apostar por un empoderamiento de los barrios, ya que es ahí donde más profundamente se conocen los problemas y oportunidades.

Precisamente, una pieza básica de la transición verde es la justicia social: en estos periodos de cambio, es imprescindible entender a quién están afectando, positiva o negativamente, ahora o en el futuro. Para ello, también es necesario romper las barreras que tradicionalmente se han implantado y generar alianzas internas entre las distintas comunidades y los agentes, incluso dentro de los propios departamentos de los ayuntamientos, poniendo en común conocimiento, capacidades y acordando objetivos viables. La transición verde es un reto transversal y necesariamente social. Debe calar en todos los ámbitos y políticas locales, y no dejar atrás a ningún grupo o sector social o económico. Y esto sólo es posible conseguirlo con implicación, integración y transparencia.

Por último, y no menos importante, los actores locales no pueden estar solos en un sistema al que habitualmente se tienen que enfrentar con falta de recursos, capacidades y competencias: en la transición verde, es esencial una gobernanza multi-nivel en la que haya un diálogo y apoyo entre el Estado, las comunidades autónomas, las provincias y las ciudades, y en el que la sostenibilidad y resiliencia de éstas últimas sea el objetivo común. Las alianzas territoriales son fundamentales no sólo para vencer obstáculos (regulatorios, financieros…), sino también por el hecho de que las ciudades no son sistemas aislados que puedan llegar a ser autónomos y sostenibles. El territorio y los ecosistemas dan soporte a los núcleos urbanos de muy diversas maneras, y los sistemas interurbanos son esenciales para garantizar el desarrollo económico y social. La sostenibilidad no es una carrera en solitario, sino de equipo.

En conjunto, la transición verde no se presenta como un cambio fácil. Se verán afectadas muchas de nuestras formas de hacer a todos los niveles, pero es un cambio absolutamente necesario para la supervivencia del planeta. La transición verde no es sólo cosa de naciones, también de políticas individuales y comunitarias. La gran mayoría de la población vivimos y generamos actividad en las ciudades. Es, sin duda, en ellas donde hay más oportunidad de acción y posibilidades de tener un impacto mayor en la transición verde. Hay quien incluso dice que no es posible sin la acción local. Se nos presenta la oportunidad de demandar y promover más servicios verdes y soluciones locales sostenibles y justas. Hay que aprovecharla.

(Este análisis forma parte del proyecto ‘Green Deal. La oportunidad de Europa’, producido por Funcas y Agenda Pública con el apoyo de‘Hablamos de Europa’)

Autoría

 

 

 

 

 

Utzi erantzuna

Zure e-posta helbidea ez da argitaratuko. Beharrezko eremuak * markatuta daude





María de Maeztu Excellence Unit 2023-2027 Ref. CEX2021-001201-M, funded by MCIN/AEI /10.13039/501100011033

©2008 BC3 Basque Centre for Climate Change.