Los compromisos climáticos nacionales podrían limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 2°C, pero la realización de los compromisos está sujeta a múltiples desafíos


  • Investigación dirigida por Dirk-Jan van de Ven, investigador de BC3, y publicada en la prestigiosa revista Nature Climate Change, identifica los desafíos de cumplir los compromisos nacionales de reducción de emisiones de dióxido de carbono.

  • Es el primer estudio global que evalúa los impactos de los nuevos compromisos climáticos de la COP26 en Glasgow que limitan el calentamiento global a 1,7-1,8°C.

En diciembre de 2015 en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), 196 países adoptaron el Acuerdo de París con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 °C por encima de los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para seguir limitarlo a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Si bien el acuerdo fue recibido como un hito en la unión de todas las naciones en la lucha contra el cambio climático, las promesas reales de reducción de gases de efecto invernadero por parte de las partes individuales estaban lejos de ser compatibles con estos objetivos de temperatura. Sin embargo, para el momento de la COP26 en Glasgow en 2021, 120 países habían actualizado sus objetivos a corto plazo y la mayoría de los principales contaminadores (que representan el 70% de las emisiones globales de dióxido de carbono) también se habían comprometido a reducir las cero emisiones netas en las próximas 3 a 5 décadas.

Un nuevo estudio de un equipo global liderado por BC3, el centro vasco de investigación en cambio climático, que incluye, entre otros, al Imperial College de Londres y a la Universidad Técnica Nacional de Atenas, demuestra que agregar todos los compromisos climáticos actualizados a corto y largo plazo es compatible con el objetivo de París de limitar el aumento de la temperatura global muy por debajo de los 2 °C. Sin embargo, el mismo estudio advierte que lograr promesas de cero emisiones netas a largo plazo después de alcanzar los objetivos nacionales actuales para 2030 implica un impulso significativo en los esfuerzos de mitigación posteriores a 2030 en la mayoría de los países. Es poco probable que el aumento de la temperatura global se limite a 2°C a menos que se cumplan las promesas a corto y largo plazo. Además, el estudio indica que incluso con las promesas actuales de cero emisiones netas, es muy probable que se supere el límite de temperatura de 1,5 °C.

Los hallazgos de este estudio implican que estamos avanzando hacia nuevos terrenos en el debate público sobre la mitigación del cambio climático. “Aunque hasta hace poco el enfoque se centraba a menudo en hacer que los compromisos de los países fueran más ambiciosos, nuestro estudio muestra que, desde COP26 de Glasgow, el factor más relevante para evitar un desastre climático es asegurar la implementación a corto y largo plazo de los compromisos existentes de los países”, según el líder del estudio, Dirk-Jan van de Ven, investigador de BC3.

Al analizar el impacto de las políticas climáticas y los compromisos de los principales países emisores, el estudio también evalúa en qué medida las políticas energéticas y climáticas actualmente implementadas están alineadas con los objetivos nacionales, y cuánto de alcanzables son las trayectorias de descarbonización que se requieren para cumplir con los objetivos prometidos, en términos de los desafíos socioeconómicos, tecnológicos y físicos. “Este análisis establece claramente que solo hacer promesas no nos lleva al objetivo del Acuerdo de París: cumplir esas promesas significa una mitigación a una velocidad y escala sin precedentes”, según Ajay Gambhir, investigador del Imperial College London.

Como existen múltiples herramientas con diferentes fortalezas y debilidades, los autores utilizaron cuatro modelos cuantitativos para simular los impactos de las políticas y compromisos climáticos actuales. Si bien los modelos concuerdan en gran medida en los impactos de las emisiones globales, las vías de descarbonización hacia futuros de cero emisiones netas difieren considerablemente, impulsadas por las diferentes formas en que los modelos representan los sistemas sociales, económicos y técnicos, lo que implica que existen diferentes vías “óptimas” hacia las emisiones netas cero. Sin embargo, cada una de estas vías de descarbonización tiene sus propias particularidades, creando distintos desafíos para las distintas regiones a la hora de alcanzar sus objetivos climáticos. Por ejemplo, dos de estas vías generan desafíos en el contexto socioeconómico, relacionados con una alta carga económica de mitigación o reducciones en el consumo de energía final  inducidas por el aumento de los costes. Por otro lado, otras dos de estas vías están marcadas por desafíos en el aumento del despliegue de energías renovables, como la energía eólica, fotovoltaica, la bioenergía sostenible o las tecnologías de captura de carbono. “Sin embargo, lo más interesante es que las diferentes economías principales se enfrentan a desafíos muy diferentes para cumplir su objetivo compartido de mantener el aumento de la temperatura global promedio muy por debajo de los 2°C; eso solo demuestra que realmente no existe una política o un enfoque tecnológico único para garantizar que el objetivo del Acuerdo de París se mantenga vivo en todo el mundo”, según Alexandros Nikas, investigador de la Universidad Técnica Nacional de Atenas.

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