Cómo medimos los efectos del metano influye en el diseño de políticas climáticas

“Cómo medimos los efectos del metano influye en el diseño de políticas climáticas”

 

Un nuevo artículo publicado en la revista Nature Food, con la participación de 3 investigadores del BC3, muestra cómo poniendo el foco en los efectos de calentamiento a corto o largo plazo del metano puede afectar la efectividad de las políticas de mitigación climáticas aplicadas a la agricultura y las transiciones en las dietas humanas.

La vida útil atmosférica del metano debe tenerse en cuenta al diseñar políticas para reducir las emisiones de los rumiantes –- © Ignacio Perez Dominguez
Cita

Pérez-Domínguez, I., del Prado, A., Mittenzwei, K., Hristov, J., Frank, S., Tabeau, A., Witzke, P., Havlik, P., … & Sanz, M.J. (2021). Short- and long-term warming effects of methane may affect the cost effectiveness of mitigation policies and benefits of low meat diets. Nature Food DOI: 10.1038/s43016-021-00385-8

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(Bilbao, diciembre 16, 2021)

A diferencia de los otros principales gases de efecto invernadero (GEI) y, en particular, del dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) tiene una vida atmosférica corta (alrededor de 10 años). Su efecto de calentamiento es muy grande a corto plazo, pero disminuye a largo plazo. Dependiendo de la escala de tiempo considerada, la contribución del metano a las emisiones agrícolas y al cambio climático puede variar sustancialmente. Esto tiene importantes implicaciones en el diseño de políticas de mitigación del cambio climático global para la agricultura.

Basado en proyecciones de tres modelos económicos agrícolas, el artículo muestra cómo las diferentes valoraciones del metano, que reflejan un enfoque a corto o largo plazo, pueden afectar la relación de coste-eficacia de las políticas de mitigación y los beneficios de unas dietas bajas en consumo de carne.

Las métricas de emisiones influyen en la elección de las políticas de mitigación del clima.

Convencionalmente, el impacto climático de un determinado sector se evalúa a través de sus emisiones anuales de gases de efecto invernadero, generalmente utilizando la métrica GWP100, que estima el cambio en el balance energético atmosférico resultante de una emisión de GEI (es decir, potencial de calentamiento global) durante un período de 100 años. Sin embargo, como las emisiones de GEI se informan como equivalentes de CO2, el valor expresado por GWP100 puede no captar cómo cambian los impactos relativos de los diferentes gases con el tiempo.

De esta forma, se podría decir que la característica como gas de vida corta de las emisiones de metano se ha pasado por alto en la mayoría de las evaluaciones de las reducciones de emisiones necesarias del sector agrícola para lograr objetivos climáticos. El estudio explora cómo las diferentes valoraciones del metano afectan el ranking de las políticas de mitigación en la agricultura y, en consecuencia, la contribución del sector al calentamiento global.

Las políticas de mitigación enfocadas en el impacto a corto plazo del metano conducen a mayores reducciones de emisiones.

El documento destaca que centrarse específicamente en los efectos a corto plazo del metano conducirá a mayores reducciones de emisiones en comparación con las políticas que no consideran la corta vida del metano. Estas estrictas políticas de mitigación pueden incluso hacer que la contribución del metano al cambio climático caiga por debajo de los niveles actuales (ya que el efecto de calentamiento del metano desaparece). A este respecto, la disminución de las emisiones de metano tiene el mismo efecto general que la absorción de CO2 o las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. Sin embargo, estas políticas tendrán graves repercusiones en el sector agrícola en términos de precios y producción.

 

La contribución de las emisiones agrícolas del metano al aumento general de la temperatura cae por debajo de los niveles actuales bajo estrictas políticas de mitigación (CP500: precio del carbono de 500 USD, LT: largo plazo, ST: corto plazo; CAPRI, GLOBIOM y MAGNET son los modelos utilizados))

Las dietas bajas en consumo de carne son más efectivas con una política más débil de reducción de emisiones agrícolas

El impacto de las dietas bajas en proteínas animales como opción de mitigación depende en gran medida del contexto en el que se está produciendo. Si las políticas de mitigación se basan en métricas que reflejan el comportamiento a largo plazo del metano (lo que resulta en una valoración relativa más baja), la intensidad de las emisiones de metano no se reduce tanto con las medidas técnicas. Entonces, las dietas bajas en carne aparecen como una opción más efectiva para reducir las emisiones. Si las políticas son menos estrictas, las reducciones en el consumo de carne y, en consecuencia, en la producción de carne de las economías desarrolladas, podrían convertirse en un mecanismo de mitigación especialmente poderoso.

Cualquier reducción de las emisiones globales de metano, a diferencia del CO2, conducirá a una rápida reducción del nivel de metano en la atmósfera y, por lo tanto, a una reducción de la temperatura asociada con esa concentración de metano atmosférico. Por lo tanto, es muy importante el reporte del metano y el CO2 por separado y reconocer un tratamiento diferencial al diseñar políticas de mitigación climática. El Compromiso Global de Metano en la COP26 representa un paso importante en esta dirección, incluye emisiones tanto biológicas como no biológicas (es decir, de los sectores de petróleo y gas), ha sido firmado por más de 100 países y tiene como objetivo limitar las emisiones globales de metano en un 30% en comparación con los niveles de 2020. En cualquier caso, cualquier reducción de las emisiones biológicas de metano traería un beneficio adicional a las políticas de mitigación climática, pero en ningún caso debería reemplazar las medidas urgentes para descarbonizar la economía.

Una combinación de medidas innovadoras de mitigación del lado de la producción y cambios en la dieta en países con un alto exceso de consumo per cápita podría lograr los efectos más sustanciales para revertir la contribución de la agricultura al calentamiento global mediante la reducción de las emisiones biológicas de CH4.

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El Basque Centre for Climate Change (BC3), es un centro internacional de investigación interdisciplinar con sede en Bilbao para el estudio del cambio climático impulsado por el Gobierno Vasco para fomentar la ciencia y la investigación. El centro, que se encuentra entre los BERC (Basque Excellence Research Center), tiene entre sus socios a Ikerbasque, la Universidad del País Vasco e Ihobe, la Sociedad Vasca para la Gestión y Conservación del Medio Ambiente.

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