Objetivos y expectativas de la cumbre del clima de Glasgow


Fuente de la publicación (Campusa)

Del 31 de octubre al 12 de noviembre se celebra en la ciudad escocesa de Glasgow la 26ª Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático. La convención lleva vigente casi tres décadas, desde su aprobación durante la Cumbre de la Tierra de Río en 1992, y tiene como objetivo estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias peligrosas, originadas por el ser humano, en el sistema climático. Actualmente, 197 países son miembros o partes de la convención y todos ellos tienen representación en su máximo órgano de decisión, la COP. La primera COP se celebró en Bonn en 1995, y desde entonces se ha reunido una vez al año, con excepción del 2020 debido a la pandemia.

La COP número 26 reunirá, durante dos semanas, a más de 130 jefes de estado y miles de personas entre personal técnico, negociadores y entidades observadoras. Aunque la COP se celebra anualmente, este año lo hace en un contexto particular. Por un lado, se trata de la cumbre que tenía que haberse celebrado en 2020 y que tuvo que ser retrasada por la pandemia. Nos encontramos en un momento de recuperación pospandemia, pero con países que están aún sufriendo enormes dificultades para hacer frente a la crisis sanitaria. Además, se trata de la quinta reunión desde la aprobación del Acuerdo de París, que establece entre sus objetivos la necesidad de mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de los 2 grados centígrados. El acuerdo también recoge que deben realizarse los esfuerzos necesarios para limitar el calentamiento a 1,5 grados, con el fin de evitar los impactos más devastadores del cambio climático. Para dar respuesta a ese objetivo común y global, los países deben definir y comunicar unas metas nacionales de reducción de emisiones, así como de adaptación a los impactos del cambio climático. Estos compromisos, conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) deben revisarse cada cinco años y reflejar la mayor ambición posible.

La cumbre se celebra, además, apenas tres meses después de la publicación del último informe de evaluación elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Ese nuevo informe nos advierte de que los cambios que se están observando en nuestro planeta no tienen precedentes en miles e, incluso, cientos de miles de años y, aunque aún estamos a tiempo de limitar el aumento de temperatura a 1,5 grados, para ello es necesario reducir “de manera inmediata, rápida y a gran escala” las emisiones de gases de efecto invernadero si queremos mantener dicho objetivo al alcance y evitar así los impactos más graves.

El Reino Unido, país anfitrión de la COP26 junto con Italia, se ha marcado cuatro objetivos para esta cumbre. El primero persigue garantizar que el reto de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados sigue a nuestro alcance y, para ello, es imprescindible que los países concreten objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos a corto plazo. Actualmente, 149 países que representan el 81 % de las emisiones mundiales, incluyendo EEUU, China, India o la Unión Europea, han presentado una actualización de sus compromisos. Más de 65 países se han comprometido a objetivos de emisiones netas cero en 2050. Sin embargo, los avances presentados hasta el momento nos mantienen, aún, por encima de los objetivos acordados en París. No sólo eso: se trata en muchos casos de compromisos a largo plazo, que deben empezar a implementarse de forma urgente. En esta cumbre será importante ver en qué medida los países aumentan la ambición de sus objetivos a 2030 y establecen políticas y regulaciones concretas para dar respuesta a los mismos.

El segundo objetivo se refiere a la necesidad de avanzar en materia de adaptación. Actualmente estamos sintiendo ya, con mayor o menor intensidad, muchos de los impactos del cambio climático. La necesidad de definir políticas y medidas de adaptación que nos ayuden a minimizar los efectos más severos es ineludible. Este objetivo está íntimamente relacionado con el tercero sobre financiación, que persigue movilizar los recursos necesarios para apoyar a los países en desarrollo, que no sólo han contribuido menos al cambio climático, sino que además están sufriendo sus consecuencias con mayor gravedad. Los países industrializados acordaron en la cumbre de Copenhague de 2009 canalizar 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020, pero ese compromiso aún no se ha materializado. Por último, la COP también tiene que avanzar en aspectos técnicos importantes relacionados con el funcionamiento del Acuerdo de París. Los países aún no han acordado los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas que permitirán verificar de forma independiente la adecuación de sus objetivos y el progreso realizado, o la definición de los mecanismos para hacer operativos los mercados de carbono, uno de los puntos de mayor desencuentro. Esos aspectos, aunque más desconocidos, no son menores y las posturas se encuentran aún distanciadas.

¿Qué novedades se han producido en estos primeros días? La reunión del G20 previa a la COP finalizó con el acuerdo de limitar el aumento de temperatura a 1,5 grados, frente a los 2 grados, y apoyar la transición del carbón, aunque sin compromisos específicos. Ya en el desarrollo de la COP, algunos avances interesantes incluyen el compromiso de India de alcanzar la neutralidad en carbono en 2070. Además, más de 70 países han acordado reducir un 30 % las emisiones de metano en 2030, aunque los expertos advierten que no participan del compromiso emisores importantes como China, India o Rusia y, en cualquier caso, ese compromiso no debe hacerse a expensas de limitar la reducción de CO2. Los países más vulnerables aprobaron una declaración reclamando la movilización de la financiación climática prometida y las últimas informaciones apuntan a que quizás sea posible alcanzar ese compromiso para 2022.

Todavía quedan muchos días de trabajo por delante y, aunque será difícil que la COP26 dé respuesta a todos sus objetivos, habrá que estar atentas para ver si existen avances suficientes y a la altura del reto al que nos enfrentamos.

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