Entrevista ofrecida por la investigadora del BC3 Marta Olazabal, al periódico Bilbao (2016-02-04)

MARTA Olazabal es investigadora experta en cambio climático y resiliencia –capacidad de absorber perturbaciones– urbana de BC3 (Basque Centre for Climate Change), centro de referencia en Europa en esta materia, creado por el Gobierno vasco en 2008 y apoyado por la UPV.

–¿Qué podemos hacer, como ciudadanos y ciudadanas, a título individual, para reducir nuestra huella de carbono?
–Quizá una de las asignaturas pendientes que tenemos es la referida al transporte público. Está en nuestra mano utilizarlo, olvidándonos un poco del vehículo privado, e incluso podemos buscar otras alternativas más sostenibles, como la bicicleta, por ejemplo. Porque todo esto, además, tiene unos beneficios directos para la propia ciudadanía, en tanto en cuanto lograríamos reducir el tráfico en las ciudades, tendríamos menos ruido, menoscontaminación… Mejoraría la calidad del aire y podríamos disfrutar con toda tranquilidad de parques y bulevares, sin pensar en,por y para el coche y el aparcamiento. Y, luego además, hay otra cuestión importante, ateniéndonos, por ejemplo, al caso reciente de Madrid. Todas las medidas
que se implementaron para reducir los episodios de contaminación puntuales, tuvieron un rechazo social muy grande. Y eso no puede ser, porque estamos hablando de episodios que afectan directamente a nuestra salud. Por tanto, si en un momento dado –y por circunstancias como ésa en la que se estaban superando los umbrales de contaminación–, se toman una serie de medidas, sí que pediría a la ciudadanía un poco de comprensión y flexibilidad.

–¿Cuándo va a empezar a ser tarde?
–Ya. Hay que invertir ya y hay que preocuparse ya. Las ciudades han dado pasos, se han comprometido… pero todo lo que hagamos de más, va a tener unos beneficios directos en quince, treinta o cincuenta años. Y todo lo que no hagamos, puede volverse ennuestra contra. Y es que uno de los problemas del cambio climático es la incertidumbre que supone. ¿Cuándo se van a producir los impactos? ¿Dónde? ¿Con qué severidad?

–¿Qué tipo de impactos?
–Tenemos que darnos cuenta de que las ciudades son los núcleos donde se concentra la mayor parte de la población –en Europa hasta el 80%– y, por tanto, son los lugares donde vamos a recibir los mayores impactos. Estamos hablando de olas de calor, tormentas de nieve como las que han sufrido en Nueva York y Washington, subidas del nivel del mar que ya están afectando a Copenhague,Rotterdam o Venecia… Y todo esto va a ir magnificándose, con lo cual invertir ahora es crítico para el futuro cercano.

–El Acuerdo universal sobre el cambio climático que se cerró en París tiene como objetivo principal limitar el aumento de la temperatura global a menos de dos grados y pide esfuerzos para que “no supere los 1,5”. ¿Es factible?
–Es un objetivo muy ambicioso. Científicamente se dice que es prácticamente improbable, es decir, que es casi utópico. Sin embargo es necesario establecer este tipo de metas para ir logrando avanzar en unos cambios muy necesarios y, sobre todo, es importante porque es un compromiso político global, de 195 países. Además, llama la atención la difusión sin precedentes que ha tenido a nivel de opinión pública. De hecho, la anterior cumbre, la de Copenhague de 2009 pasó prácticamente desapercibida…Precisamente por la participación ahora de China y EEUU, países que antes no abogaban por estos compromisos de cambio climático. Son los dos mayores emisores de gases y,por tanto, los que van a tener un papel más destacado en el futuro. Y su implicación, no cabe duda, que ha dado mucha más visibilidad tanto a la propia cumbre como a los acuerdos adoptados.

–Precisamente la Estrategia Vasca de Cambio Climático fue seleccionada en la Cumbre de París entre los veinticuatro mejores proyectos internacionales “por su capacidad para lograr un territorio bajo en carbono y resiliente”.
–La estrategia vasca aboga por reducir un 40% las emisiones para 2030 y hasta un 80% para el año 2050. Y aquí, tanto a nivel de Comunidad Autónoma en general, como de la ciudad de Bilbao en particular, el compromiso y la implicación es grande. Se participa en varios proyectos de investigación y, lo que es más importante, la intención es seguir invirtiendo y avanzando. Es una apuesta importante, que conviene apoyarla, tanto desde la ciencia como desde la ciudadanía.

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