BC3 nota de prensa: La ntensificación Agraria no es sinónimo de desarrollo sostenido

“La intensificación agraria no es sinonimo de desarrollo sostenido”

Referencia

Rasmussen, L., Coolsaet, B., Martin, A., Mertz, O., Pascual, U., Corbera, E., Dawson, N., Fisher, J., Franks, P., Ryan, C. Social-ecological outcomes of agricultural intensification. Nature Sustainability 1. In press. DOI: 10.1038/s41893-018-0070-8

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  • Una nueva investigación de Unai Pascual, Investigador Ikerbasque en el BC3, demuestra que la intensificación de la tierra con fines agrícolas afecta de forma muy diversa tanto al medio ambiente como al bienestar humano en los países en vías de desarrollo.
  • Los resultados del estudio sugieren que los responsables políticos deben moderar las expectativas positivas sobre los efectos socio-ambientales de cara a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a partir de los actuales patrones de intensificación agrícola
  • El estudio se ha publicado en “Nature Sustainability” de la revista científica “Nature”, una de las más prestigiosas a nivel mundial.

Bilbao, 14 de junio de 2018 – La intensificación sostenible de la agricultura es considerada tanto desde el punto de vista político como científico una estrategia clave para cumplir los compromisos sociales y ambientales globales establecidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y en el acuerdo de París sobre el cambio climático, tales como acabar con el hambre o proteger la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas. Sin embargo, existe una evidencia limitada que avale que la intensificación agrícola tenga efectos positivos a nivel social y ambiental.

En un intento de abordar esta brecha de conocimiento, Unai Pascual, junto con investigadores del Reino Unido, Dinamarca, España y Francia, ha realizado una revisión de estudios científicos con el objetivo de analizar los impactos de la intensificación agrícola sobre el bienestar humano y ambiental.

El estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Nature Sustainability, donde el equipo de investigación sostiene que la intensificación agraria no puede considerarse como la única llave para lograr efectos positivos respecto a objetivos  sociales y ambientales, de hecho, consideran que la intensificación de la agricultura -entendida como actividades destinadas a aumentar la productividad o la rentabilidad de las tierras agrícolas- raramente tiene consecuencias positivas en el bienestar humano y en los ecosistemas.

Si bien hay una gran expectativa de que la intensificación agrícola puede contribuir al desarrollo sostenible, esta investigación muestra que solo una minoría de los estudios científicos existentes presentan evidencias que avalen esta afirmación e incluso en estos casos donde está probado que “la situación en donde todos ganan” (en los social y ambiental) se tiende a carecer de evidencias de los efectos a largo plazo sobre los ecosistemas, como puede ser la regulación de los flujos hidrológicos de los ríos o el ciclo de los nutrientes del suelo, los cuales son necesarios para la sostenibilidad de la agricultura.

Según palabra de Unai Pascual, Investigador Ikerbasque en el BC3 “El crecimiento de la población y la rápida urbanización en la mayoría de países en vías de desarrollo implica que un porcentaje menor de personas producirá alimentos y esto llevará a estos países a una situación muy complicada. Asimismo, supone que muchos países en vías en desarrollo se esforzarán por alcanzar los objetivos de la seguridad alimentaria mediante la intensificación agrícola.

El problema es que la intensificación agrícola puede producirse a costa del medio ambiente que traerá consecuencias negativas para la agricultura a largo plazo. Este es un patrón que hemos visto en las últimas décadas.
Lo que también mostramos es que, en general, no solo el medio ambiente se está degradando como resultado de la intensificación agrícola; en muchos casos, los agricultores locales también se ven afectados negativamente en términos de su bienestar”.

 Otra consecuencia del estudio ha sido constatar que la distribución de los impactos en el bienestar humano como consecuencia de la intensificación agrícola es desigual y generalmente favorece a las personas que se encuentran en mejor situación económica. Así, por ejemplo un estudio en Bangladesh mostró cómo el rápido crecimiento en la producción de gambas permite que grandes inversores con mayor acceso a medios de producción obtengan grandes beneficios, mientras que las personas más pobres se quedan con las consecuencias ambientales negativas que afectan sus medios de subsistencia.

Unai Pascual señala que “la evidencia científica disponible sugiere que los responsables políticos deben moderar las expectativas sobre los resultados socio-ambientales de cara a cumplir con los Objetivos  de Desarrollo Sostenible a partir de los actuales patrones de intensificación agrícola”. Por último, afirma que “este tipo de investigación, basada en el análisis de la evidencia empírica disponible a partir de estudios de casos locales en muchos países del mundo, nos permite comprender mejor los impactos de la intensificación del uso de la tierra tanto en el bienestar de las personas que dependen de la agricultura como en los ecosistemas y el medio ambiente en general”.

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