Articulo en EFE Verde

Tribuna de Unai Pascual (Ikerbasque, Fundación Vasca para la Ciencia & Basque Centre for Climate Change, BC3) y 13 firmas más  para #CDO (Creadores de Opinión Verde) en la blogosfera de @efeverde con ocasión de la COP21 de París.

Unai Pascual (Ikerbasque, Fundación Vasca para la Ciencia & Basque Centre for Climate Change, BC3) y 13 firmas más. –El cambio climático suele ser noticia cuando se bate algún record, tras fenómenos extremos (inundaciones, sequías, etc.) o durante las cumbres mundiales, como la que está teniendo lugar en París estos días. Pero ¿no deberíamos prestarle la atención que merece un “reto global” para la sociedad de forma más continua? ¿Deberíamos reflexionar sobre cómo se puede comunicar la ciencia del cambio climático para que ésta sea catalizadora de cambios sociales y económicos necesarios?

Se puede discutir si el periodismo debe coadyuvar a formar a la ciudadanía en comportamientos sostenibles, pero lo que, sin duda, debe hacer es informar con rigor y responsabilidad. Los medios de comunicación deben promocionar la difusión de las claves científicas del cambio climático, de modo que la sociedad bien informada sea capaz de identificar una información útil y de calidad. Al igual que existen principios editoriales para algunos temas (p.e. “igualdad de género”), sería deseable incluir principios editoriales de “sostenibilidad” como un requisito exigible a los medios de comunicación, especialmente a los públicos, para fomentar una visión de la adaptación y la mitigación del cambio climático acorde con su consideración de reto global.

Hay cosas que cambiar en el tratamiento periodístico de las noticias ligadas al cambio climático. Las imágenes más conocidas se relacionan con espectaculares glaciares en retroceso o con el carismático oso polar. Pero estas imágenes pueden generar la percepción errónea de que el problema que nos ocupa es algo lejano en el espacio, no relacionado con nuestro día a día. Por otro lado, los medios buscan el mayor impacto de las noticias y en consecuencia, en ocasiones ofrecen una información alarmista que, lejos de aumentar la conciencia y la llamada a la acción, genera parálisis y apatía en la sociedad como receptora de noticias.

Enmarcar el reto del cambio climático en catástrofes y riesgos, más que en soluciones, no ayuda a llenar el vacío entre toma de conciencia social y una disposición a actuar desde lo local, además de exigir una mayor responsabilidad a las administraciones públicas. Al contrario de lo que ocurre magnificando el catastrofismo, el periodismo debe provocar en la sociedad la sensación de que también desde lo individual se puede luchar contra el cambio climático. Hay que hacer atractivas desde y para el periodismo las noticias relacionadas con las apuestas serias que van en el buen sentido (energías renovables, reducción de consumos y distancias, reciclaje efectivo, transporte público, etc.) y distinguirlas de las apuestas superficiales y sensacionalistas.

La necesidad de información que eduque y sensibilice sobre la sostenibilidad y el reto del cambio climático choca con la realidad de un periodismo en condiciones cada vez más precarias. Hoy tenemos menos periodistas expertos en ciencia y medio ambiente en los grandes medios, así como menos agencias de comunicación especializadas debido al efecto de la crisis. Existe una dificultad objetiva de generar información que llame a la transformación del modelo social y económico causante del cambio climático. Ésta se debe a varias razones, entre ellas la necesidad de cuestionar el modelo de producción, transporte y consumo actual que perjudica a lobbies financieros que pueden seriamente influenciar las líneas editoriales de los grandes medios de comunicación.

También los científicos tienen su parte de responsabilidad. Muchos investigadores, especialmente los más jóvenes, tienen una falta de preparación preocupante para comunicar su labor a la sociedad. Subyace una cuestión previa importante, la disposición que deben tener los investigadores para esa comunicación. Los científicos debaten de forma abierta dónde poner el límite entre la información y la opinión en la socialización de un conocimiento científico que debe estar en continuo dinamismo. Hay algo claro: la información científica tiene que ser objetiva y rigurosa, y junto con ello quien hace ciencia tiene que transmitir, desde su conocimiento en la materia, su opinión al respecto como incitación a la reflexión, en la sociedad y en las instituciones. Nunca habrá seguridad al 100% en las proyecciones (no existe el riesgo cero), pero el principio de precaución es suficiente para opinar, y actuar, a pesar de las incertidumbres asociadas.

Es crucial que investigador y periodista desarrollen una confianza mutua. Igualmente, es vital que los científicos cuenten con gabinetes de prensa que faciliten la comunicación y canalicen la relación con los medios. Desgraciadamente, la crisis como excusa, está mermando muchos de los recursos dedicados a la diseminación y comunicación de la ciencia. Éste es otro triste resultado de los recortes por el cual todos salimos perdedores: científicos, profesionales de la comunicación y sobre todo, la sociedad como receptora de información rigurosa.

La Cumbre del Clima de París ha conseguido, por un par de semanas, atraer un gran foco mediático. En este contexto no debemos dejar la oportunidad de reflexionar sobre cómo se han tratado informativamente las noticias derrotistas tras anteriores Cumbres del Clima y, sobre todo, tras la ‘gran decepción’ de la Cumbre de Copenhague en 2009. Depende de cómo se trate el esperado acuerdo resultante de París, es posible que la ciencia del cambio climático se resienta tras una posible resaca derrotista. Por el contrario, un acuerdo ‘suficientemente exitoso’ puede fomentar la concienciación social sobre la necesidad de luchar contra el cambio climático y generar una nueva cantera de investigadores y periodistas ambientales, algo totalmente necesario.

En definitiva, debemos sentar las bases para una mayor y mejor comunicación entre la ciencia, los medios y la sociedad como receptora de información. Para que nadie sea un mero observador. Tenemos que actuar.

 

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